Yo supongo, y me aferro a creer, que detrás de las letras existen otras noches, otras miradas, otras verdades disfrazadas de insomnio y ciego palpitar de teclas: De repente se siente el espasmo de inspiración y vértigo, que me apresura por una hoja en blanco, como quien busca una bolsa para vomitar un poema. C H A R C O S: agosto 2005

31 de agosto de 2005

Probando, probando


Esto parece ser el primer intento de algo en lo que muchos participan y otros tantos están en contra. Aunque no veo mucho caso en oponerse a algo tan inevitable como la difusión cibernética.

En mi caso lo tomo como un desesperado intento de volver a escribir, sí, lo admito! Solía escribir mucho, tal vez puras pendejadas -porque no- pero por lo menos a un puñado de personas les parecía rescatable (cabe suponer que lo decían por compasión). Después sufrí una larga caída, suele suceder: bloqueo de escribidor. No me considero tan genial como Rimbaud o Rulfo para aventar la pluma e instalarme cómodamente en mi bloqueo a esperar la fortuna y fama con lo poco que he escrito. Aún sigo tratando de escalar fuera de este pozo (sin querer llegar a imágenes tipo "el aro"), por alguna razón las desgracias o miserias suelen ser denominadas agujeros, quizá por esta curiosa solidaridad con términos tan clichés como la oscuridad, la podredumbre, el encierro y cosas así.

Quizá tengan razón, por mi parte hablo de pozo porque después de una caída tan dura y tan llena de lesiones de todo tipo, el camino de superación es bastante largo, me gusta pensarlo como en cuesta arriba. La luz, "el exterior del pozo", la salida o meta, es por supuesto la reconquista de mi misma, (jaja, aunque sé que suena cursi y de librodesuperaciónpersonal). También porque no quiero pensar que llevó tantos años de mi vida trabajando por pulir un talento que iba a durarme tan poco, o que tal vez, ni siquiera existió nunca.

Por estas razones, en algún rinconcito de mi cerebro, tengo un pequeño deseo de que usted, mi querido ciberlector, nunca llegue a tropezar con este charquito reflejo de todas mis inseguridades diarias, más que nada por consideración a usted, que me supongo, valora su tiempo. Aunque de llegar usted, no deje de sentirse libre de dejar su propio charquito junto al mío, por lo menos como un souvenir de su presencia.